martes, 18 de noviembre de 2008

Tsukuji

Hoy me lo he tomado con calma. Necesitaba dormir un poco y descansar. Me he levantado tranquilamente a eso de las 9 y pico, esayunado con pachorra y tranquilamente he echo el petate y me he lanzado a la calle a eso de las 11.

Como es día de relax, me apetec visitar tranquilamente uno de los hermosos jardines señoriales de Tokyo. Visita a uno de los jardines de los antiguos shogunes, que forma una isla junto a la desembocadura del río sumida, hacia la bahía de Tokyo.

Este jardín, como otras muchas cosas, quedo medio arrasado entre el terremoto Kanto (1923) y la segunda guerra mundial, pero lo han recuperado casi en su estado inicial. De echo, una de las cosas a visitar es el cedro de más de 300 años que sigue resistiendo al paso de los años.

Un jardin estilo Edo precioso, con los colores del otoño, su lago, sus patos y cormoranes y con un islote que alberga la casa del té. Antiguamente este jardín tenía varias casas preparadas para la ceremonia del té, para disfrute de los señores. Se ha reconstruido una en medio del lago, en la cual el turista, por 500Y puede tomar un té verde en Tatami. No es una verdadera ceremonia del té, pero es una experiencia.

Tras una larga visita al parque, me dirigo a la lonja de Tsukuji. Impresionante mercado de pescado, que cierra a eso de las 8 de la mañana. A pesar e ello conserva actividad en los puestos de los alrededores. este barrio de callejuelas atestadas de puestos de comida (sushi, sashimi) se parece a un barrio de comerciantes de shangau. Bullicio caótico, miles de mercancias expuestas (mucho pescado y alga seco envasado) con la que regalarse la vista.

Huele a pescado, pero no ese olor a ocle y a descomposición, que solemos asociar con el pescado. Huele a pescado fresco, atún, bonito, especias, ummm. Me ofrecen degustación de Té verde. Me cruzo con una señora que en cuanto le explico que no soy Usa sino español se empeña en explicarme todos los productos que vende. Es increible lo bien que caemos por estas latitudes comparados con otros paises, aunque no sepan casi nada de nosotros (paella, toros)

Tokyo es una ciudad de sorpresas. En medio de rascacielos, de callejones y de centros de recepción de mercancia, oculto uno puede encontrar un templo de madera roida por el tiempo, en la cual los gatos campan a sus anchas. Me he dado cuenta que aqui los gatos son respetados, los hay por todos los sitios!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La seññora lo que quería era darte "pescado" jajajajaja. Es lo que tienen las grandes urbes, que bajo ellas hay lodazales de vida.

Un abrazo chaval.

Carlos.

P.D: Como no vengas pronto cuando llegues yo me habré ido.

Fartones dijo...

Joder!! traeme un poco del atun colorau esi, qu'estos xapos tan dexandonnos ensin bonitu, atun y agora ensin xamon ibericu!! En llegando facemos una parrillina d'atun :-)